La pintura «Reflexión» invita al espectador a un espacio de viaje interior a través de la imagen de un leopardo de las nieves — una criatura rara y enigmática que habita en lo alto de las cumbres montañosas, donde reinan el silencio y la majestuosidad. El leopardo simboliza la fuerza, la sabiduría y la libertad interior, viviendo en soledad donde el caos del mundo no puede penetrar, preservando en su interior los secretos de alturas inaccesibles. Esta imagen nos recuerda la necesidad de abrazar a veces nuestra soledad interior y ser honestos cuando estamos a solas con nosotros mismos. En el silencio, similar a las extensiones montañosas, nace la verdad — comenzamos a escuchar nuestro subconsciente, dejamos de ser prisioneros de la mente y las emociones. Solo en este profundo silencio interior, del que escribió Jung, se revela el yo auténtico. Al desnudarnos ante nosotros mismos, aceptando honestamente nuestros miedos y debilidades, nos abrimos a nuestra misma esencia — nuestro verdadero ser. Y solo atravesando este estado de sinceridad podemos encontrarnos nuevamente con el mundo, que invariablemente se convierte en un reflejo de nuestro estado interior. El mosaico espejado y la hoja de oro en la composición simbolizan la multidimensionalidad del alma y la luz que se abre paso a través de las capas interiores. El cuarzo puro otorga a la obra pureza energética y claridad, intensificando la sensación de percepción espiritual. La pasta texturizada y los tonos contrastantes en blanco y negro del leopardo enfatizan la armonía de opuestos unificados en una imagen cohesiva singular — tanto en la naturaleza como en el alma humana. «Reflexión» es un símbolo de la multidimensionalidad y profundidad del alma humana, un llamado a sumergirse valientemente en uno mismo, a aceptar la soledad como fuente de fuerza interior y sabiduría, y a encontrarse conscientemente con el mundo con un corazón abierto y honesto.